Mis grandes tetazas, serian el motivo tarde o temprano de mi primer incidente sexual con mi pareja.

Me incómoda que los amigos de mi marido me miren las tetas. Algunos con un descaro tremendo, como lo hace Carlos. Siempre dirige su mirada a mis tetas, sobre todo cuando llevo algún escote.

Creo que mi marido no se ha dado cuenta, además yo no me atrevo a decirse lo por que son buenos amigos. Por otro lado, un día cruzo la raya y en una comida en casa, me dijo a solas en la cocina:

– Que grandes son tus tetas y que bien que se lo esta pasando Juan » mi marido»  haciéndose una cubana entre ellas.

Me sentí muy incomoda y rabiosa, pensé en decirse lo a mi marido pero, me calle otra vez. Excepto en el tema de mis tetas, como amigo de Juan era un tipo normal y lo respetaba como amigo.

Todo sucedió en una escapada de fin de semana. Carlos nos ofreció a mi marido y a mí, acompañarlo junto a su mujer a un apartamento rústico que habían alquilado. La idea era disfrutar de la naturaleza ya que esa zona es espectacular, un lugar paradisíaco y tranquilo.

El primer día, todo fue normal. Sin embargo, por la noche, Juan llego algo irritado. Carlos le había hecho una propuesta muy atrevida y descarada: “un intercambio de parejas”.

Cuando me lo conto estaba enfadado, muy alterado. Contaba con mi negativa rotunda pero me explico, que ellos ya lo habían hecho varias veces y estaban acostumbrados. A Juan, sin duda, notaba que le atraía la idea. Se intentaba justificar pero esperaba ver mi reacción, a la vez que tímidamente me intentaba convencer. Con argumentos de que podría ser una experiencia que podría fortalecer  nuestra relación de pareja.

Mi marido con la » boca pequeña » me confirmo, que tan solo esperaba mi aprobación.

Sobre Carlos, me dijo que sentía cierta atracción por mí . Que gran » sorpresa » le dije…

Lo que me sorprendió, es que me dijo sin tapujos que el, se sentía atraído por Yolanda, la mujer de Carlos. Ella era una cuarentona morena, con unas buenas curvas pero muy llamativa. Como dirían los hombres, estaba jamona. Podía entender que Juan tuviera atracción sexual por Yolanda pero me choco oírlo de su propia boca.

 Yo tenia mis dudas, dado que Carlos no es mi tipo la verdad, pero mi marido me dijo que no tendría que hacer nada que yo no quisiera. Por otro lado, verle a él follar con otra, no me hacía «mucha gracia». Pero para evitar escenas incomodas, nos propuso que sería mejor que nos separamos en cuartos diferentes. Yo con Carlos y mi marido con Yolanda, para no incomodarnos.

Aquella noche no podía pensar en otra cosa. En verdad, no estaba muy convencida. Pero, al final de tantas vueltas a la cabeza, acepté. A todo ello,  pusimos las cosas claras » no pasaría nada que no quisieran ninguno de los dos «:

-Para que esperar más -me dijo Juan!”,

El se fue a la otra habitación con Yolanda. Respecto a mi, yo me quedé a solas con Carlos.

Reconozco que estaba nerviosa e incómoda al principio pero el fue quien me tranquilizó

—No pretendo hacer nada contigo. Si tú no quieres claro.

—Entonces ¿Para qué tanta historia? Le dije

—Me muero por tus tetazas, me vuelven loco. He fantaseado mil veces con ellas, tenerlas en mis manos.

No era una sorpresa nueva para mi, como comprenderéis. De repente,  posó despacio una de sus manos sobre mis pechos. Los palpó por encima de la ropa mientras con tono morboso me decía:

—Me encantan tus tetazas. Siempre las he deseado, tienes un cuerpazo impresionante. Mientras proseguía.

Me manoseaba y yo me dejaba hacer. Estaba absolutamente quieta, como hipnótica. No pensé en nada más y me deje llevar. Así que, abrí mi blusa…. Sentía curiosidad por que pasaría. Mis pechos salieron con la intención de ser manuseados y sobados, lamidos …La verdad.

Aunque Carlos no era mi tipo, la situación tenía una carga erótica que poco a poco se apoderaba de mí. Me estaba excitando por la situación del momento, por la curiosidad, por sus reacciones y por verle tan excitado…

Me excitaba en sobre manera ver lo así, y sin darme cuenta, una calentura se apoderaba de mí de forma incontrolada.

Su forma de magrearme, sus movimientos ansiosos, desesperados. Todo era nuevo para mi. Tras un instantes, paso a lamerme las teas. Sentí como su legua hacían presa sobre mis pezones. Su lengua jugaba con ellos. Un escalofrío de placer de placer recorrió todo mi cuerpo.

Ante aquel placer inesperado, miré a mi alrededor, no había nadie, solo Carlos y yo…

—Déjame follarte las tetazas. Me dijo

Quiero poner mi polla entre esas tetazas, como siempre he soñado.

Escuchar esa petición de un “desconocido” era bastante excitante. Y accedí…

Vi aparecer su polla totalmente dura ante mí….

Note que la polla de Carlos era mas grande y gorda, muy gorda. Estaba super excitada. No dude y me puse de rodillas, sentí su verga acomodarse entre mis pechos, sin duda y estaba muy, muy duro. Apreté las tetas contra su polla y vi cómo la deslizaba entre mis pechos, con movimientos rítmicos. Era como si  me estuviera follando las tetas.

Me excitaba ver su cara de lujuria y excitación. Tenía su pedazo de polla, durísima entre mis tetas y se las estaba follando. Mis tetas eran suyas. Yo notaba toda la dureza de su verga y le dejaba hacer todo… Verlo tan excitado,  me estaba gustando y poniendo a mil.

Estuvimos así y sin previo aviso, comenzó a correrse encima de mi, mojándome todo el cuello, tetas y hasta parte de la barbilla. Noté su leche caliente, cosa que me molestó en primer momento, dado que nunca le he dejado a nadie que no se a mi marido hacerlo pero, por extraña razón, me excito muchísimo y …

El resto, os lo cuento el próximo día…